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Las fintech del país avanzan a paso lento y sin normativa específica

Fuente imagen: El Deber

Desde el acceso a financiamiento por medio del crowdfounding, hasta los préstamos en línea para pequeñas empresas, la mejora de la salud financiera de la población y la identificación de tendencias y riesgos para la inversión: las fintechs tienen el potencial para cambiar la vida de las personas, y concentrar rápidamente grandes cantidades de capital. Y eso lo sabe bien un grupo de emprendedores obstinados que en Bolivia se esfuerzan por mantenerse en el mercado, mientras desarrollan nuevas ideas que prometen servicios financieros más innovadores e inclusivos.

“Hay un ‘momentum’ explosivo de este sector en la región y en el mundo. De cada 10 dólares que se invierten en Latinoamérica a través de capital de riesgo, inversión extranjera y otros mecanismos de financiación, seis se concentran en las fintech”, afirma Juan Pablo Velasco, cofundador de las startups Netcomidas y Mobi, quien dejó la dirección general de PedidosYa para impulsar una empresa financiera basada en plataformas tecnológicas, una fintech.

Esta tendencia fue confirmada por la Asociación para la Inversión de Capital Privado en América Latina. Según la organización, las fintechs se mantienen como la primera elección de los inversores, al absorber el 39% del récord de $us 15.300 millones en capital de riesgo que se registró el año pasado en la región.

Capital de riesgo

Este creciente flujo de recursos; sin embargo, no llega a las pocas fintechs que operan en Bolivia. “No hay todavía una que haya podido levantar una buena ronda” de capitales extranjeros, afirma Velasco, quien piensa que esto se debe a que “no hay ninguna en el país que llame la atención de los inversores”.

Allison Silva, directora de Fundación Emprender Futuro, explica que una solución fintech atractiva no solo resuelve un problema, sino que es escalable y rentable. “Es importante que orienten sus esfuerzos hacia un mercado potencial grande. Es aquí donde el modelo de ‘corporate venturing’ juega un rol fundamental, porque permite construir relaciones estratégicas en las que todos crecen y se fortalezcan mutuamente”, afirma.

Este modelo se refiere a grandes empresas con estrategias de negocio maduras que recurren a startups para generar innovaciones en sus productos, servicios o estrategias de negocio.

“En Bolivia aún no han irrumpido con fuerza las fintechs, como sí ha pasado en los países vecinos”, observa Sergio Asbún, gerente general del Banco Económico. El Latam Fintech Report 2020 detalla que Brasil es el país de la región con más empresas de tecnología financiera (498), seguido de México (249), Colombia (128), Argentina (118) y Chile (82).

En Bolivia, el Mapeo del Ecosistema de Tecnología Digital identificó 24 de estos emprendimientos en 2020 y ocho en 2021. “Es natural que las startups nazcan y mueran en el plazo de un año. Sin embargo, desde la pandemia, no hubo acciones dentro del ecosistema que incentiven el nacimiento de más fintechs”, indica Viviana Coloma, directora de Solydes, aceleradora que fue parte del estudio.

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Un informe elaborado por encargo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) identifica en Bolivia “un sector fintech naciente, que debe ser fortalecido a través de mayor acceso a fuentes de capital, a recurso humano calificado para el desarrollo de software y a servicios de mentorías, entre otros.
Este medio solicitó a la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero información sobre las operaciones de las fintechs en el país, pero no recibió respuesta hasta el cierre de esta edición.

El estudio jurídico Moreno Baldiviezo da cuenta de que los países que tienen leyes o regulación fintech en Latinoamérica son Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay. En Bolivia “no existe una regulación específica o aplicable directamente a las fintechs”, concluye el análisis.
Lo anterior, empero, no ha impedido que estos emprendimientos puedan combinar sus esfuerzos con los del sistema financiero.

Interoperabilidad

“Varias de estas empresas están trabajando de manera complementaria con los bancos, lo cual es positivo porque mejora la experiencia del cliente”, expresa el ejecutivo del Económico.

“La industria financiera se encuentra cada vez más abierta a la colaboración con alianzas entre banca y fintech”, detalla Nelson Villalobos, secretario ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban).
“Los desafíos que llegan de la mano de la revolución digital dan lugar a estas alianzas estratégicas, adoptando e integrando a las fintechs en busca de mejorar la experiencia del consumidor financiero, y avanzando en su objetivo de lograr la plena inclusión financiera”, añade.

En general, “el sector fintech está en proceso de desarrollo”, subraya Allison. La pandemia ha acelerado el proceso de inversión en los servicios de banca digital y de creación de laboratorios de innovación que testean y crean nuevas soluciones que faciliten la vida de los clientes. “Sin embargo, desde el punto de vista del cliente, aún queda mucho por hacer para fortalecer la inclusión financiera y, con ello, el desarrollo económico de nuestro país”, sostiene.

Multipago, Ultracréditos, Pago Express, Luka, Qhantuy, Libélula y otras fintechs que apoyan su crecimiento en la penetración del internet, el desarrollo tecnológico y el robusto sistema de pagos del país, contribuyen a la reducción de la desigualdad de ingresos y al descenso de la pobreza.

Ayudan a disminuir la brecha de inclusión financiera “a un mayor ritmo que los servicios tradicionales”, asevera Coloma.

“Las fintechs vienen integrándose en el sector ofreciendo productos y servicios complementarios a los bancarios, y servicios de soporte a los bancos bajo modalidades complementarias, colaborativas y también -en algunos casos- competidoras. Esta última, particularmente, en los servicios de pagos”, revela Villalobos.

En el caso de Bolivia, el creciente uso de dispositivos móviles con acceso a internet (unos 9,5 millones) y la baja penetración del crédito son los principales atractivos para impulsar un negocio fintech, considera Carlos Jordán, CEO y cofundador de Ultra, casa matriz de Ultracréditos, plataforma que canaliza clientes del mercado automotriz al sistema bancario.

“Nosotros estamos para dar servicios financieros de una manera mucho más justa y democratizada”, sostiene Velasco, cuya propuesta de tecnología financiera estará en línea en unos meses.

“Para mí, una persona bancarizada no es la que tiene una cuenta de banco o recibe un crédito, es la que tiene acceso a servicios financieros de calidad y a un buen precio”, dice Velasco, para quien “hay una demanda desatendida” relacionada con esa necesidad.

Pero el sector no solo tiene que superar la falta de una normativa específica que impulse su desarrollo y las dificultades de acceso al financiamiento, también debe enfrentar otros desafíos.

Las investigaciones indican que las fintechs están expuestas a riesgos de integridad y estabilidad financiera y riesgos operativos relacionados con el control de procesos y ciberataques, afirma Coloma. Por ello, muchos gobiernos de la región han empezado a revisar sus marcos regulatorios orientados al sector.

Mientras, las fintechs bolivianas siguen su lucha por darle nuevos giros a los conceptos financieros, por acelerar la revolución tecnológica en la industria bancaria y por obtener capital. Hay oportunidades en las áreas de “métodos de pago, acceso a crédito y banca digital”, dice Jordán.

“A los primeros nos costará mucho más” obtener financiamiento, “pero si hacemos un buen trabajo, si somos responsables y devolvemos estas inversiones con creces, vamos a abrir un panorama interesante para los próximos emprendedores”, dijo Velasco. El proyecto del cofundador de Netcomidas y Mobi cuenta ya con una importante inversión local, aunque su escalabilidad requerirá de financiamiento extranjero. Los desafíos del mercado lo esperan.

Fuente: El Deber


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