Se acerca el día del maestro, y todos los establecimientos educativos rinden homenaje a este agente impulsor del aprendizaje y responsable de la formación de la sociedad. Más allá de los actos conmemorativos y las congratulaciones a los maestros, queremos indagar en el rol de este agente del proceso educativo y de su importancia en el desarrollo de una sociedad competitiva.
Es innegable que el maestro se constituya en el agente más importante en el proceso educativo, dado que es el que planifica y lleva adelante la experiencia de aprendizaje con los alumnos. Bajo este entendido, sobre los hombros del maestro recae la responsabilidad del desarrollo formativo de los estudiantes. Sin embargo, ¿los educadores asumen la importancia de su rol en la sociedad?
El informe “Todo niño y niña necesita un maestro. Maestros preparados para todos. Acabar con el déficit de maestros preparados”, elaborado por la Global Campaign for Education y Education International (2012), señala que hasta tres cuartos de los niños de los países con más bajos ingresos no han aprendido a leer ni a escribir después de dos o tres años de escuela, sin mencionar del desarrollo de habilidades y conocimientos más complejos. ¿La razón? falta de maestros bien formados y bien respaldados. Lo que evidencia un gran déficit en educación de calidad.
Según el estudio se tienen pruebas fehacientes de que el hecho de contar con más maestros con buena preparación disminuiría clases superpobladas de estudiantes, y por ende el aprendizaje sería mucho más eficaz.
El Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OECD informa que “los sistemas escolares de éxito (…) dan prioridad a la calidad docente” validando también esta acepción. Sin ir muy lejos tanto estudiantes como padres afirman que los maestros determinan la calidad de la educación.
Entonces es la presencia de maestros de calidad lo que determina si los niños aprenden y cuánto aprenden.
¿Qué puede lograr un maestro bien preparado? En sociedades como la nuestra caracterizada por las diversidades y además por la diferencia de edades –generalmente halladas en áreas rurales- un maestro bien preparado tiene la capacidad para manejar y desarrollar procesos educativos exitosos en estos contextos; puede minimizar la violencia y aplicar disciplina de un modo positivo promover equidad de género a través de experiencias inclusivas donde respalde y promueva la participación de las niñas en el aula, el maestro puede brindar confianza y de forma transversal, en su calidad de agente del proceso educativo, tiene la posibilidad de desarrollar valores y principios en sus estudiantes.
El impacto de una educación de calidad se traduce en el desarrollo y progreso económico de las sociedades, clara muestra de ello son los resultados del ranking del Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) 2012: Qué saben los estudiantes y qué pueden hacer, en el que se mide el nivel de rendimiento de estudiantes de todo el mundo. No es extraño que estudiantes de potencias mundiales como China encabecen el ranking con un promedio por encima de Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Tal es el caso de Shangai China que lidera la lista con una puntuación de 613 en matemáticas, lenguaje y ciencia. El liderazgo de Shangai también se refleja en su economía, dado que es principal centro comercial y financiero de China y uno de los más importantes del mundo. Descrita como la la «pieza estrella» de la economía de mayor crecimiento en el mundo.
Los resultados de este índice convocan a los gobiernos a poner mayor atención a la selección de maestros, y para ello la inversión en este sector es fundamental para contar con educación de calidad. No olvidemos que la educación y cuidados en la primera infancia son un derecho, y producen un efecto grande y duradero, pero no es posible materializarlo sin docentes de calidad.
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Por Verónica Cayoja Mita
Lic. en Comunicación Social
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