Allison Silva, la Directora de la Fundación Emprender Futuro realiza una evaluación de la “transformación de ideas en iniciativas rentables” en el mercado boliviano y de las oportunidades y retos que enfrentan los nuevos integrantes del sector.
— En los últimos años se dieron en Bolivia cambios a nivel normativo que han representado retos para los emprendedores, pero también se han abierto muchas oportunidades gracias a la innovación y la tecnología para que éstos puedan generar mejores ingresos, ser más eficientes y acceder a mercados más globales.
— Bolivia ocupa el puesto 121 entre 138 países en el Índice de Competitividad Global 2016-2017, según el reporte del Foro Económico Mundial que evalúa cada año 12 factores que impulsan la productividad y la prosperidad en las economías del mundo. En el informe del país destacaron los pilares de salud y educación primaria (5,3 puntos sobre 7) y del entorno macroeconómico (4); los pilares con menor puntuación fueron el de las instituciones (2,9) y el de innovación (2,5). La capacidad de innovar es un factor clave para la generación de riqueza, así que se debe mejorar la calidad del capital humano, la creación de conocimiento, la calidad de las instituciones de investigación científica, la infraestructura y la inversión de las empresas en investigación y desarrollo (I+D). Se debe también cambiar la mentalidad del emprendedor y formar emprendedores visionarios que sueñen en grande y sobre todo vean en la colaboración y construcción de sinergias una oportunidad para crecer. Esto es crucial ya que, de acuerdo con el reporte para Bolivia del Monitor de Emprendimiento Global (GEM) 2014, tanto en emprendimientos nacientes como en empresas establecidas la expectativa para el empleo dominante en el país es la de crear de una a cinco fuentes de trabajo durante los próximos cinco años.
— Los nuevos datos indican que Bolivia ahora se halla en el tercer lugar después de Perú y Ecuador. Esto responde a un contexto más competitivo, más innovador a nivel regional y al mayor fomento a la actividad emprendedora en otros países. Las articulaciones entre instituciones públicas, privadas y académicas han permitido que otros países generen mejores escenarios para emprender.
— La matriz productiva del país, basada en la explotación de recursos (naturales), dio lugar a emprendimientos enfocados en la producción manual, la venta de materia prima sin valor agregado y la importación para la comercialización de productos. Actualmente, las tres nuevas áreas de preferencia para el sector se orientan a los servicios basados en el talento humano y el conocimiento, las telecomunicaciones y la tecnología, en la que se desarrollan aplicaciones móviles, robótica y sistemas de gestión de información para hacer a las empresas más eficientes, entre otros.
— Por la globalización y el desarrollo de la tecnología. El mundo, las necesidades y el acceso a la información están cambiando. Las empresas ya no se basan únicamente en la matriz productiva sino también en el talento humano y el acceso a nuevo conocimiento, es decir, nuevas formas de hacer las cosas. Hoy en día se está viviendo una cuarta revolución industrial, así que tenemos que entender que esas son las tendencias globales y locales que ya están liderando nuevos servicios, productos y modelos de negocios; en resumen, nuevas formas para ser más competitivos y así escalar los negocios (…). Así que se debe impulsar la I+D para el desarrollo de procesos y productos innovadores y competitivos en mercados cambiantes y cada vez más exigentes. Las empresas necesitan innovar continuamente para crecer o incluso para sobrevivir.
— Los factores que disminuyen la capacidad de este motor fundamental del crecimiento y el desarrollo del país son: el financiamiento, que aún es insuficiente e inaccesible; la poca capacitación para desarrollarse y crecer más rápido; la nula internacionalización de los emprendimientos; y la falta de innovación.
— Para la construcción de una generación de emprendedores de éxito, de personas que transforman ideas en iniciativas rentables, se requerirá que éstas desarrollen talentos como: la capacidad de innovar (1), el uso adecuado y eficiente de la tecnología (2), la generación de nuevos productos o servicios (3) y la exploración de nuevos mercados (4). Este proceso de crecimiento necesitará también del desarrollo de habilidades empresariales como dirigir equipos de trabajo, aumentar la eficiencia y darle a los recursos el mejor uso posible. Además de esto, es importante recordar que un emprendedor prosperará y crecerá aún más cuando el entorno económico e institucional sea favorable y fomente la innovación. En este sentido, para impulsar la capacidad emprendedora en nuestro país se necesitan: instituciones y emprendimientos enfocados en el desarrollo del talento humano, habilidades empresariales y habilidades personales; fuentes de financiamiento más accesibles; el impulso a la transformación digital y al desarrollo tecnológico e innovador; el fomento al crecimiento y fortalecimiento de los emprendimientos; y políticas públicas que favorezcan la creación y fortalecimiento de empresas así como la dotación de infraestructura y servicios, y la mejora de la calidad del capital humano, la educación (…). Hay mucho por hacer para generar un impacto económico y social en el país, partiendo del fomento a las empresas pequeñas, porque así estaríamos fortaleciendo el futuro tejido empresarial. A eso estamos apostando, generación de trabajo y mayores recursos económicos para mejorar la economía de Bolivia.
Fuente: La Razón