Las «cebras” cambiaron el traje a rayas por las brochas. El colectivo español Boa Mistura propone una intervención y un mural participativo. Las fachadas dejaban su pálida presencia y en ellas una explosión de color empezó a suceder como parte de lo que será la Calle de la Felicidad.
Era un estacionamiento improvisado para automóviles y por la noche, la poca iluminación convirtió el lugar en inseguro y descuidado. Ante este panorama, el municipio paceño y vecinos decidieron transformar la calle Hermanos Manchego de Sopocachi en la Calle de la Felicidad.
La calle se había convertido de noche en un urinario y en un lugar inseguro. Lo que se pretende es transformarla con el color y murales que inspiren felicidad e incluyan la participación ciudadana», explicó el coordinador del proyecto, Daniel Cartagena.
Los españoles Juan Jaume, Javier Serrano y Pablo Puron, del colectivo Boa Mistura, llegaron para plasmar una «anamorfosis” y un mural participativo.
La anamorfosis es una técnica para descifrar espacios muy complejos y consiste en una deformación de la perspectiva.
Entonces, hay un punto en la acera de enfrente (Pedro Salazar) desde donde se leerá perfectamente la palabra sonríe y desde otro lugar se verán fragmentos abstractos aislados. Es muy mágico lo que pasa cuando las personas lo descubren”, detalló Serrano a Página Siete.
Hoy, a partir de las 10:00, se hará el mural participativo y podrán pintar todas las personas que lo deseen. Luego, el colectivo pintará la pared de blanco dejando una palabra que haya marcado la experiencia.
Cada letra revelará una parte de lo pintado por las personas el día anterior.
Además, las «cebras” y personal del municipio paceño plasmaron la transformación de la ciudad a partir de las acciones de un anciano que llega a La Paz. Él empieza a cambiar su entorno y al hacerlo rejuvenece.
Estamos pintando y nos está quedando lindo. Le vamos poniendo arte a los muros con alas, dulces, naturaleza. Estamos descubriendo nuestros talentos y además llevando un mensaje de felicidad con los colores vivos”, comentó Laura Chirino, una de las «cebras” que participó de la actividad.
Los murales tendrán detalles interactivos. Un ejemplo son las alas, las personas podrán ubicarse entre ellas para tomarse fotografías y salir en ellas como seres alados. «Queremos que los ciudadanos interactúen con lo que estamos plasmando y no sólo miren”, añadió Cartagena.
Frente al lugar que ellas pintaban, una valla había sido ubicada para lo que será un muro de vegetación y flores. En la acera, cuya extensión se ha ampliado, se ubicarán árboles de similar tamaño a los que existen en la calle.
También se mejorará la iluminación y se dispondrán barrotes para que los vehículos ya no estacionen en la vía.
Se espera que la Calle de la Felicidad le dé un respiro al caos de la cotidianidad, el tráfico, las marchas y, según sus pintores, haga que los transeúntes sonrían y se diviertan al pasar.
Fuente: Página Siete